Folixa popular del Día d’Asturies

Buenas tardes, como sabéis estamos aquí hoy en el día de Catalunya, como lo fue ayer, lo será mañana y pasado mañana. Al menos es lo que cabe pensar después de lo que escuchamos ayer mismo en el pleno institucional que da comienzo al curso político. ¿Os imagináis un pleno en del día de Catalunya o en el de cualquier otro lugar en el que se dedique la mayor parte del tiempo a hablar de Asturies? Las prioridades de la clase política asturiana quedaron claras y así lo reflejaron los medios. “Podemos se pone de lado y no habla de Catalunya” cuando el titular bien podría haber sido algo como “Los partidos hablan tanto más de Catalunya cuanto menos quieren que se sepa lo que hacen en Asturies”.

Si cada pleno institucional es un tostón, cada Folixa del 8S es una aventura. Por eso, en cada ocasión, me subo a este escenario sonriendo pensando en el milagro de que, una vez más, se haya organizado. Cada año hay compañeros y compañeras que sacrifican la tranquilidad de su verano para organizar este evento. No me cansaré de agradecérselo.

Lo que más estrés les provoca es buscar las mejores invitadas y ponentes para las diversas actividades. Yo trato, sin éxito, de tranquilizarlos: contamos con el mejor público, el que valora la aportación de quienes tiene al lado, el que saca lo mejor de quien se sube aquí arriba y nos anima hacerlo mejor en la ocasión siguiente.

Cuesta arriba

No sólo me siento hoy una persona muy afortunada. Todos los días, o casi todos, me sucede algo excepcional: alguien me para por la calle para darme ánimos.

Probablemente haya una explicación. Vivo al lado de la Fábrica de Armas, en Oviedo, y para llegar a la Junta General tengo que subir una cuesta bastante pronunciada. Además, suelo llevar una mochila bien repleta, así que quizá me inclino más de lo normal. Por otra parte, puede que de la impresión de estar preocupado: cada mañana aprovecho el camino hasta el Parlamento para repasar los temas del día, declaraciones y estrategias. O quizás sean las canas. La evolución de las fotos de los últimos dos años me delata.

Pero sea por las canas, por la cara que llevo o por inclinarme bajo una pesada mochila, todas las mañanas alguien me intenta animar. Alguien me dice que cuenta con nosotros. Alguien me dice que no nos rindamos. Alguien me dice que ojalá tuviera tiempo para ayudarnos, que ojalá supiera qué hacer para que el cambio vaya más rápido. Todas las mañanas alguien comparte conmigo un poco de su tiempo y mucho de su entusiasmo. A veces ni siquiera esperan a oír mi respuesta. Simplemente, levantan el puño y me dicen que estamos ganando. Y siguen su camino, cuesta abajo.

A toda esa gente, que es el verdadero motor del cambio, y que son el motivo de que estemos aquí hoy, todos y todas, me gustaría decirle algo. ¡Claro que estamos ganando!, que se lo pregunten a Riopedre y Areces, si estamos ganando.

Lo mejor no está por venir

Hace tres años firmé un compromiso en esta misma folixa. No lo firmé con papel y boli, pero lo dije de viva voz, y tengo la certeza de que entre nosotras, lo mismo que la tinta vale la palabra. Me comprometí a contaros algo diferente. Algo que no fuera a decir en ningún otro sitio, ni ante los medios, ni en la Junta General.

Vamos por la tercera folixa de Podemos Asturies, veo muchas caras nuevas, también veo a los viejos amigos de siempre, y no puedo evitar preguntarme si hemos alcanzado nuestro techo, o si lo mejor está por venir.

Lo cierto es que me lo he preguntado muchas veces, durante los últimos tres años. Si estuviera hablando en otro contexto, diría que sí, por supuesto. Lo mejor está por venir. Pero hace tres años me comprometí a deciros la verdad desnuda de artificios, sin cámaras y sin paliativos. No. Lo mejor no está por venir.

Ya sé lo que estaréis pensando, no creáis que yo no traté de buscar consuelo en cosas que estábamos acostumbrados a decirnos antes de que surgiera Podemos. Cuántas veces nos dijimos que la historia estaba de nuestro lado, que tanta injusticia no podía quedar sin reparación… que nuestros rivales estaban cargados de contradicciones que, tarde o temprano, les obligarían a dejarnos paso… que los cambios tienen sus ritmos, que debemos saber esperar a ver el fruto de nuestro esfuerzo. Pero os digo, rotundamente, no, lo mejor no está por venir.

¿Cómo va a estar lo mejor por venir?

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si ya hemos logrado cosas tan impresionantes que incluso da vértigo? No lo repetimos lo suficiente, por eso hay quien piensa que lo mejor está por venir.

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si ya desplazamos a lo peor del bipartidismo en tantas ciudades y pueblos? Aquí hay mucha gente que no había conocido un gobierno que no fuera del PP en Oviedo, que no imaginaba que pudiésemos gobernar en Llangréu o Llanera, o que contribuyésemos a desplazar al caciquismo de unos y otros en lugares como Villaviciosa… que fuésemos la única alternativa de Gobierno serio en Xixón, Avilés o Siero. ¿Quién iba a imaginar que ganaríamos las elecciones en Ibias o que lograríamos representación en feudos tan complejos como Cangues d’Onís o Tineo?

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si hubo quien pasó días ensobrando papeletas en lugar de ir a reclamar el despido que había sufrido porque tenía la certeza de que ensobrar era lo más útil para recuperar empleo digno para él y para el resto?

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si pusimos boca abajo el tablero electoral para poner boca arriba, en pie, el orden de prioridades ciudadanas? En Carreño logramos que los presupuestos se pareciesen más a lo que era el concejo. ¿Si la contaminación está en todas partes, por qué no iba a haber una estación de medición móvil para protegernos? Si el olvido se paseaba con impunidad por Siero, ¿por qué no íbamos a pelear porque señalar los lugares sin los cuales la memoria democrática no puede tener recuerdos? Si estábamos cansados de humo gris y hormigón en Corvera, por qué no íbamos a defender una red de huertos ecológicos donde encontrar auténticos brotes verdes?

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si quienes luchan por remunicipalizar los servicios privatizados o por sus derechos laborales vienen aquí y nos premian con sus palabras a pesar de tener la espalda doblada y no de subir cuestas?

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si cumplimos con las más estrictas exigencias éticas? Demostramos que llegamos para poner fin a un régimen, no para vivir a base de dietas. Limitamos los salarios y donamos el dinero a quienes impulsan proyectos en Asturies o que pelean en luchas que merecen la pena. Demostramos que los auténticos mecenas no son los Plácido Arango ni los Amancio Ortega, sino la gente común dona su esfuerzo, que paga sus impuestos y sabe qué hacer de verdad con el dinero.

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si los pocos grandes propietarios ya sienten un cambio? El IBI en ciudades como Uviéu y Ribeseya bajó para los que menos tenían, demostrando que es posible aligerar la carga sobre quienes han soportado los efectos de la crisis y hacer que paguen sus auténticos beneficiarios.

¿Cómo va a estar lo mejor por venir si ejemplos como estos los encontramos en Ayer, Coaña, SRA, Llaviana, Noreña, Cuideiru, Castrillón… en toda Asturies?

No lo repetimos lo suficiente, y a veces hay que paladear despacio el camino que nos ha traído hasta aquí, y las victorias que ya hemos conseguido. Como quien degusta un buen vino. Hay que saborear cada corrupto que entra la cárcel, cada consejero que huye de un Gobierno en crisis, cada ciudad del cambio que ha logrado presupuestos participativos, una fiscalidad más justa o desayunos gratis para todos los escolares.

¿De qué tenemos entonces miedo?

Y sin embargo, a pesar de que nos sabemos herederos de una historia que merece ser contada, nos atenaza la memoria colectiva de anteriores fracasos.

Mañana, o pasado mañana, muy pronto, vendrán los mismos de siempre a convencernos de que se han puesto un nuevo traje, nos servirán vino viejo en una copa nueva, y nos dirán que brindemos por el cambio.

¿Qué haremos entonces? ¿Qué haremos cuando tengamos que redoblar los esfuerzos, cada vez más cansados, y a nuestras espaldas haya más ruido de sables que palabras de aliento? ¿Qué haremos si nos quedamos solos?

Y ni siquiera hace falta saber de qué tenemos que preocuparnos. Como decía Alejandro Dumas, no hace falta conocer el peligro para tener miedo, porque los peligros desconocidos son los más amargos.

Ante tanta incertidumbre, es normal que haya gente que prefiera repetir una y otra vez lo mismo. De hecho, es normal que haya gente que se plantee las viejas fórmulas, pero Podemos nació del fracaso de las viejas respuestas, de resistir a la tentación de refugiarse en lo que no había funcionado.

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Foto/Daniel López

Somos los que nos esperamos el porvenir, salimos a buscarlo

Nuestro éxito, el vuestro, el de cada persona que me para por la calle para decirme que estamos ganando, ha cambiado las preguntas. La sociedad, la economía, la política, la vida… no son estáticas. No podemos cambiar el mundo y esperar que no suceda nada que nos sorprenda. No podemos pretender que tras la frontera de nuestros sueños solo haya un gran silencio tranquilo.

Pénsabamos que éramos pocas cuando fuimos a la primera batalla, sin atrevernos a soñar con la victoria. Descubrimos que había muchas personas más aunque nos las viésemos. Ahora somos muchas más dispuestas al siguiente asalto, y muchas más nos esperan y no solo con una papeleta.

Hemos comenzado a recuperar el control de nuestras vidas. Ahora toca decidir qué hacer con ellas. Toca decidir, hoy, en el presente, el rostro del futuro. Toca decidirlo en los pequeños gestos, y en las grandes encrucijadas.

Porque lo mejor no está en el porvenir. Nuestra vida no depende de lo que pase mañana. Lo mejor de este viaje que iniciamos juntos, hace ya tres años, es que no podemos echarnos a dormir mientras llegamos a nuestro destino.

Porque somos quienes decidimos que no íbamos a esperar lo que está por venir, sino que íbamos a salir a buscarlo. Somos quienes no aceptamos viejas recetas, que no aceptamos excusas, y que nos pusimos a trabajar, con incertidumbre, pero sin descanso.

Como dice Ángel González, el gran poeta asturiano, “el futuro es diferente al porvenir que se adivina lejos… el futuro es otra cosa, tiempo de verbo en marcha, acción, combate.” Al futuro, al porvenir, no se les espera. Se sale a buscarlos. Y si no nos gusta el rostro que intuimos en ellos, los cincelamos hasta cambiarlos. Los combatimos.

Por eso os digo, lo mejor no está por venir, tenemos que salir a buscarlo.

Los condenados por corrupción entrarán en la cárcel y los niños y niñas saldrán de los barracones si convertimos nuestros éxitos judiciales en medidas estructurales de lucha contra la corrupción. Sólo así Asturies podrá declararse independiente de corruptos y sinvergüenzas, haciendo de la democracia la frontera que deje fuera la impunidad y la indecencia.

Las puertas giratorias serán pasillos de la vergüenza y las redes clientelares dejarán de pescar votos si seguimos respaldando a quienes defienden una administración eficiente, centrada en mejorar los servicios públicos, los que se definen porque nunca pueden dejar atrás a nadie.

Las listas de espera se convertirán en listas de esperanza si encauzamos la indignación de profesionales y ciudadanos en torno al despilfarro y la privatización encubierta hacia la garantía por ley de la mejor sanidad pública asturiana.

La discriminación machista dejará paso a una igualdad profunda si combatimos, como nos enseñan las feministas, desde la invisibilización cotidiana -el “tú que sabrás” y el “tienes que venir de otra forma vestida”-, hasta la que justifica brechas salariales y termina provocando brechas en las caras cuando no asesinatos.

No se hablará ya del “techo de gasto” sino de techo para todo el mundo si aseguramos que la deuda no siga siendo un negocio de la banca ni una excusa para el despilfarro, si ponemos las necesidades sociales y la calidad de vida en el centro de nuestra acción política cogiendo de la mano a aquellos que se sientan del todo abandonados.

Todo esto esto y mucho más que ahora no creemos posible lo estamos sembrando en el presente para darle la forma a nuestro futuro.

Los mejores, las mejores no están por venir. Ya estáis aquí y habrá muchas más si salimos a su encuentro.

Felíz día de Asturies. Puxa Asturies

Foto/Daniel López